LACTANTES
Las primeras etapas de la vida son fundamentales para que el sistema inmunológico madure y así evitar la futura predisposición a patologías crónicas.
Nada más nacer y durante los primeros seis meses de vida es recomendable que un bebé tenga lactancia materna exclusiva. La leche materna es suficiente para cubrir los requerimientos nutricionales del lactante, además de proporcionar anticuerpos y un perfil de proteínas y de grasas adecuado para el correcto crecimiento del niño.
PREESCOLAR
La etapa preescolar es crucial para que el niño aprenda nuevos hábitos alimentarios correctos y se acostumbre a comer todo tipo de alimentos. En estos momentos es muy importante jugar con las texturas, los colores y las preparaciones para acostumbrar al paladar a todos los sabores y evitar la aversión de alimentos como las verduras o el pescado.
ESCOLAR
El desayuno es una de las ingestas más importantes en esta etapa, se trata de una comida que en multitud de ocasiones se subestima y se olvida por falta de tiempo y organización. Tampoco sirve que el niño tome muchos dulces en este momento, las opciones más adecuadas serán: pan integral con aceite, cereales sin azúcar como el muesli de avena o bizcochos caseros endulzados con melazas de cereales. También recomiendo incluir una pieza de fruta en este momento del día.
ADOLESCENCIA
La adolescencia es una etapa de la vida marcada por importantes cambios emocionales, sociales y fiosolóficos (estirón puberal, maduración sexual…), se trata de un periodo difícil de la vida, supone una transición entre dejar de ser niño y empezar a ser adulto. La ingesta tiende a volverse caprichosa por la personalidad más independiente del adolescente y los nuevos patrones sociales a los que se enfrenta, prescindiendo en ocasiones de rutinas y con un aumento de las comidas fuera del hogar, los picoteos y las “comidas rápidas”.
EDAD ADULTA
La primera etapa de la edad adulta sigue suponiendo un reto en la adquisición de rutinas y dotes culinarias. La independencia absoluta a la hora de organizar las comidas o incluso la nueva responsabilidad de organizar las de los hijos supone todo un reto para la juventud
TERCERA EDAD
El proceso de envejecimiento implica un deterioro progresivo natural, tanto físico como psíquico, además las necesidades nutricionales cambian y el gasto energético es menoraunque las demandas de ciertos nutrientes aumenten. Todo esto puede comprometer el estado nutricional del anciano. Para que esto no ocurra la persona debe comer cantidades más pequeñas que se digieran mejor, pero más veces al día. Hay que evitar los alimentos muy calóricos que tengan poco valor nutricional como los dulces, porque esto quita el apetito, pero no satisface las necesidades nutricionales.